29/09/2023
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Opinión: Gobierno de científicos, gobierno de m….. – por José Mayero

Premonitorio, Cafiero, trazó los andariveles por donde transitará la campaña del Gobierno en las próximas elecciones, dijo “La Argentina no es ese país de mierda que nos quieren retratar”. No aclaró a quienes se refería, con el “nos quieren….”, pero el contexto y el interlocutor despejaban las dudas: el país de mierda es una idea de la oposición. Horas después, otro jefe de Gabinete, en este caso bonaerense, Carlos Bianco vociferó “hay una parte de la oposición política que está empujando a una cuestión de odio que es odiar al país” y agregó una rebuscada comparación con el nazismo. El Presidente lanzó, ya en campaña, que se viene la etapa de la felicidad, que está a la vuelta de la esquina y obvio, quienes proveerán esa felicidad al pueblo, son ellos. Solo falta, como hizo Chávez en Venezuela crear un ministerio de la felicidad, bingo!!. Todos los dardos apuntaran a generar divisiones, a simplificar y culpar a los demás. Es llamativo la capacidad del gobierno en elaborar una narrativa donde pone la evidencia de todos los males de su ineficiente gestión en los demás. Y hay una parte no menor de la sociedad que cree como si fuera una cuestión de fe, una cuestión religiosa. Así, evidencia no perfora creencia. Es increíble como colocan a una parte de la sociedad, la que no condice con las practicas del gobierno, en el lugar de tener que dar explicaciones. Cumplen el manual del populismo al pie, está escrito en piedra, pintan al mundo en blanco y negro, trazan una línea entre buenos y malos, reducen las realidades a categorías tribuneras y esquemáticas, sus voceros como Víctor Hugo hablan de “neoliberales y la derecha golpista”, más prosaico el Gato Sylvestre utiliza una categoría zoológica ya perimida, los califica de “agorilados”. Es el mismo manual que en uno u otro sentido han usado Trump, Maduro o Bolsonaro. Los populismos se tocan. De un lado ellos, los buenos, del otro lado los malos, los que retratan “ese país de mierda” según Cafiero. Colocan a los que no están del lado de los “buenos”, ellos, en el lugar de los que ocasionaron todos los males. Lo más reciente “los que viajan a Miami” a quienes una militante ultra K no los calificó de “varados” sino de “gente de mierda”. En esa visión maniquea el que viaja a Miami es individualista, tilingo e insensible. Por eso dejarlo varado es un acto de justicia. Es la misma matriz conceptual que se utilizó para el campo. Una simpatizante ultra K lo dijo así “estos gringos de mierda con sus toyotas nuevas…”. Le molesta la Toyota que compra un “gringo” con su trabajo, no le molesta que funcionarios municipales tengan amaroks, toyotas y más camionetas. Una ideología que busca exacerbar el resentimiento y la antinomia. Para ellos, los “buenos”, es más progre una funcionaria que evade los aportes de su empleada domestica (Victoria Donda) y le ofrece como compensación un plan social que un pequeño comerciante o productor que da trabajo, paga los impuestos, asume riesgos y ahorra para hacer un viaje con su familia. Es lo mismo que creer que los que se quejaban por las escuelas cerradas eran padres golpistas. O que los que reclamaban vacunas eran “visitadores médicos de Pfizer” según las palabras del inefable Cafiero. Nunca se hacen cargo, las explicaciones las deben dar los demás, ellos, los “buenos”, se embelesan en su superioridad moral. Obvio, desde la narrativa. Proclaman las bondades de la educación pública, pero sus hijos van a colegios privados, defienden la Revolución cubana leyendo Página 12 en un bar de Recoleta, odian la ciudad de Buenos Aires pero viven en Puerto Madero, hablan de las virtudes de la salud pública pero se atienden en él Austral y el Otamendi. Pero las explicaciones las deben dar los demás, no el Gobierno. En esta pésima gestión, para citar solo algunos datos, se fueron 25 multinacionales, cerraron 20 mil pymes, se perdieron 700 mil puestos de trabajo en blanco, 3,2 millones de nuevos pobres, 1,2 millones de nuevos indigentes, 1,5 millones de chicos que abandonaron la escuela, pero las explicaciones las deben dar los demás. Y el pésimo manejo de la pandemia, que lejos de haberlo hecho con criterios sanitarios y científicos lo hicieron con criterios políticos. Pruebas al canto: Fernández, cuando algunas jurisdicciones decidieron abrir las escuelas sentenció “están jugando con fuego y el fuego va a quemar a la gente”. A la semana, por orden de Cristina, Kicillof abrió las escuelas, ¿Qué cambió en una semana?, ¿primo el criterio científico?. No, primaron las encuestas. Así manejaron todo, pero las explicaciones las deben dar los demás. Con las vacunas pasó lo mismo, a los que se atrevieron a discutir la calidad de las vacunas, no a las vacunas, fueron estigmatizados como “negacionistas antivacunas”, egoístas miserables que anteponían “la economía por encima de la vida”. Hasta merecieron una canción de Copani. La carta de Nicolini conocida la semana pasada confirma la sospecha que muchos teníamos sobre la decisión oficial de bloquear la compra de vacunas americanas y priorizar las rusas. Ante los millones de dosis que los rusos deben, Nicolini confiesa “después de todo lo que hicimos por el proyecto de ustedes” Más claro, agua, pero la culpa la tienen los demás. De haber comprado y aplicado las primeras 3 de millones de dosis (de las 13 millones) ofrecidas por Pfizer para el periodo diciembre/marzo se hubieran inmunizado con dos dosis 1.5 millones de argentinos. Estadísticamente, como mínimo se evitaban 7% de los contagios y se salvaban 2% de los fallecidos, 2100 vidas. Eso como piso por las vacunas ofrecidas por Pfizer, sin contar las compras a Moderna y Johnson que no se pudieron hacer hasta que, ocho meses después, el Presidente firmó el DNU. Por supuesto es contra fáctico, pero haber comprado todas las vacunas posibles y disponibles, si servía para salvar una sola vida, era absolutamente justificable. Pero Pfizer o Moderna no son creaciones de la ciencia, sino caballos de Troya coloniales. Mas de 100 mil muertos, pero la culpa es de los demás. Ahora que se firmó un convenio por 20 millones de vacunas con Pfizer , que canción escribirá Ignacio Copani?, tal vez se inspire en que la sequía del Paraná se debe a que Pzizer se llevó el agua. En un Gobierno mentiroso y de mentirosos nada asombra.