29/03/2024
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Opinión: De Formosa al país. Son eso – por José Mayero

Calvo, de barba prolija, ojos helados, veterinario, represor, ubicuo, eterno. Se inició en las lides de la política en el Partido Comunista Revolucionario, emparentado en sus creencias originales con la del “Chino” Zanini, mano derecha de Cristina Kirchner. No tardó en unirse al PJ cuando detectó que el camino maoísta sería muy largo, un pecado de juventud que resolvió convirtiéndose a todas las franquicias peronistas: fue menemista, duhaldista, kirchnerista, nestorista y por último cristinista. Hoy albertista. Igual, sus respectivas lealtades no borraron su primera adhesión al régimen político de Mao: su gobierno está marcado por una cultura caudillista y represiva, devuelve represión ante cualquier reclamo de libertad. Así ocurrió con los Qom, para citar solo un ejemplo, pero son innumerables sus tropelías. En la pandemia, meses atrás, uno de sus ministros soltó “Dios es formoseño” para explicar por qué en su provincia no había por entonces ningún caso detectado. Fronteras cerradas, formoseños impedidos de volver a sus casas, un paciente oncológico que recibió el permiso para ingresar y reencontrase con su familia cinco meses después de muerto, un hombre que se ahogó intentando entrar a nado para poder ver a su hija, una mujer que manejó 3000 km desde Chubut para visitar a su mama enferma de cáncer , retenida en el límite provincial recién pudo entrar cuando su madre había muerto, otra mujer que perdió un embarazo, jalonan el “éxito” del modelo Insfrán. La curva de excesos suma a quienes están obligados a aislarse en condiciones en los que conviven pacientes con Covid con personas sanas, donde faltan camas y todos comparten un baño. No lo pueden hacer en sus casas. El argumento aportado por el Ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad, Jorge González es que se hace eso “por la características culturales” de los formoseños, a los que hay que retenerlos “porque si no salen de sus casas”. Difícil encontrar algo más clasista y represivo. Su espada legislativa, el senador Mayans dijo “en pandemia no hay derechos”. Es cierto, los derechos de los formoseños son de vigencia relativa ante el gobierno de Insfran, al que comienza a quedarle chico el adjetivo de feudal.

Formosa es sostenida por el Estado nacional, el 95% de los dineros que se distribuyen provienen de la coparticipación. La pobreza es la más alta del país al igual que la desnutrición y la mortalidad infantil. El método Insfrán consiste en destruir la democracia y arrasar con toda la oposición. La cautividad electoral de los ciudadanos rehenes del dinero que les distribuye el Estado provee de legitimidad al que manda para volverse eterno y demoledor. Con la cuarentena más dura y más prolongada del país, no ha evitado la tragedia sanitaria, 96 muertos por cada 100000 habitantes muy por encima de sus provincias vecinas: 27 Misiones, 59 Corrientes, 64 Santiago del Estero. Más allá de las estadísticas se ha convertido en un territorio invivible, con un Estado omnipresente donde hablar de la “dependencia del Estado” es quedarse corto. “En Formosa si el gobierno te hace la cruz te convertís en un muerto civil” testimonió uno de los pocos que se animan a hablar. Y sostuvo “Insfrán maneja la provincia como si fuera su estancia”, lo llaman “tío Gildo”, una manera de resaltar ese paternalismo al que le deben la comida, el trabajo, la libertad. El sector privado cada vez más débil y prácticamente al borde de la extinción. Las empresas fuertes son las proveedoras del Estado, de manera que el sector privado que queda, también está, en buena medida, dentro del cerco que Insfrán maneja con látigo y chequera. Capitalismo de amigos le llaman.

Lejos de generar algún tipo de sorpresa, a 1100 kilómetros del Obelisco, habría que mirar al modelo formoseño como una especie de laboratorio político e ideológico. Fernández, el Presidente cuando visitó Formosa dijo “estoy muy feliz de estar aquí. Y yo digo que quiero a Formosa porque conozco a Gildo. Lo conozco en su dimensión política, pero también en su dimensión humana”. Cristina Kirchner, recordemos, lo llamaba por el nombre de pila, “Gildo”. Sabemos lo que significa en política llamar a alguien por su nombre de pila. La ministra de Seguridad, Sabrina Frederic cuando visitó la provincia dijo “Formosa es ejemplar”. Los más fanáticos, ante la publicación de solo algunas de las tropelías de Insfrán, como siempre, la atribuyeron a inventos de los medios dominantes porque Insfrán había descubierto el contrabando de soja a Paraguay. Increíble pero real. Insfrán es el gobierno y el gobierno es Insfrán. A no sorprenderse. Son eso. Son el ex ministro Ginés González García, responsable de la catástrofe sanitaria, pavoneándose de tapas en España. Son el vacunatorio vip. Son Ignacio Copani burlándose mediante una canción de los más de 90000 muertos. No son errores. Error es pensar que son errores. Son eso.

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